Perderse a sí mismo, tener el corazón roto, no poder recordar cómo nos sentíamos antes ni cómo éramos, pero saber que tenemos el poder de decidir quién queremos ser y hacia dónde vamos a partir de ahí, justo ahora, justo aquí. Sólo importas tú, nadie más. Lo valioso de tener el corazón herido es poder sanarlo, y hacerlo por ti mismo, creo que es el mayor de los privilegios que debemos darnos. Nadie sabe cómo tratar a nuestro corazón, a excepción de nosotros, porque nos conocemos y sabemos, mejor que nadie qué nos hace bien. No deberíamos conceder tan gran poder a otros. Lo podemos hacer mejor que cualquiera. Sanemos y amemos de nuevo, teniendo la certeza de que saldremos, aprendiendo algo nuevo, conociendo algo más y tal vez, sintiéndonos diferente. Algo que necesitábamos. Pero saber, que lo que más necesitamos es a uno mismo. Recuperémonos. Transformemos todo eso que ya no sirve, brillemos. Amémonos más, mucho mejor que la vez anterior. No condenemos a gente grandiosa por e